martes, 23 de agosto de 2016

Dragon Age Inquisition


Soy de esos a los que Dragon Age II (BioWare, 2011) decepcionó bastante, sobre todo por la enorme pérdida de profundidad del sistema de combate frente a la primera entrega y la nula exploración que ofrecía, al plantearlo con una ciudad como base de operaciones y la repetición de mapas para misiones secundarias. Dragon Age: Origins (BioWare, 2009) me encantó, y el juego de rol de papel y lápiz de Greenronin y publicado aquí por Edge (aunque apenas hayan publicado los libros de reglas) me dejó con ganas de conocer más de su universo. Eso es lo que precisamente hace bien Dragon Age: Inquisition (BioWare, 2014). 

Dragon Age Inquisition tiene cierto aspecto de juego de mundo abierto pero no me atrevería a denominarlo así. En lugar de disponer de una zona inmensa que explorar sin transiciones, ofrece varias áreas diferentes instanciadas, delimitadas por fronteras naturales de manera bastante lógica, y más o menos unidas unas a otras por medio de la mesa de guerra: un mapa que abarca Ferelden y Orlais y contiene distintas ubicaciones por donde se puede mover nuestro grupo.

DAI se inicia 4 años después de la rebelión de Kirkwall, en un cónclave convocado por la Divina Justinia para buscar una solución al conflicto entre magos y templarios. Pero algo va mal, hay una enorme explosión que resquebraja el velo, dejando una enorme grieta en el cielo y muchas otras pequeñas por todo Thedas. Nuestro protagonista, que podemos personalizar físicamente con multitud de opciones, elegir género entre cuatro razas: humanos, elfos, enanos y qunari, y las tres clases habituales en la saga: guerrero, pícaro y mago (con varias especializaciones distintas cada una de ellas), parece tener el poder de sellar esas grietas. Con esta premisa se inicia el periplo de DAI, que nos llevará por una trama interesante aunque algo previsible y con raíces muy profundas en la historia y mitología general de Dragon Age.


El conflicto entre magos y templarios, el pilar de DAII -junto a los personajes lo único que me motivó para terminar dicho juego-, se ha llevado muy bien en esta entrega después del clímax que alcanzó en la anterior. Siempre he estado de parte de los magos de Thedas, desde que jugué DAO. En el juego de rol de papel y lápiz, como no podía ser de otra manera, me hice un mago del círculo que iba, eso sí, vigilado bien de cerca por un futuro-templario (cosas del sistema de niveles). Así que ver cómo evoluciona dicho "ecosistema" y poder intervenir en los futuros y relaciones de las organizaciones involucradas ha sido muy gratificante.

Además de este conflicto, la religión también tiene mucho peso en el título. El jugador puede posicionarse más o menos a favor de la capilla y del papel de Heraldo de Andraste que le otorga el pueblo. De un modo parecido, la política de Orlais también se explora en profundidad, las fases en Val Royeaux y el Palacio de Invierno son muy reveladoras para lo que en los otros juegos sólo se intuía. Además, el jugador puede decidir cómo se desarrolla el "juego", como llaman ellos a las intrigas entre la nobleza.

Otro aspecto interesante es la mesa de guerra antes mencionada, en ella podemos llevar a cabo operaciones en las que no intervienen directamente los personajes del grupo y que se realizan automáticamente al transcurrir cierto tiempo. Esto, aunque recuerda a juegos más simples de navegador y puede parecer un poco tonto, potencia la sensación de que realmente estamos al mando de un ejército que va creciendo junto a nuestros personajes, al tiempo que amplia las posibilidades de nuestra empresa y proporciona trasfondo interesante o nuevas zonas a explorar.


Para ir al grano, hay tres cosas que me han gustado especialmente de DAI.

Lo primero, los personajes. Es genial hablar con tus compañeros después de una misión principal. Es quizá donde más se refleja su personalidad, así como en las misiones secundarias personales que tienen. Algo muy importante para que adquieran esta dimensión, y que no siempre se resuelve tan bien, es la forma de hablar de cada uno de ellos, muy marcada.

Por poner varios ejemplo, Cassandra es un personaje que de entrada no me cayó muy bien, pero a medida que avanzaba el juego, al ir abriéndose ante el personaje principal sobre todo, pude entenderla mejor y hasta llegué a simpatizar con ella en muchos aspectos de aquello que defendía hasta que se ha convertido en uno de mis personajes preferidos. Solas, como arquetipo de ratón de biblioteca o sabio, es un personaje que se acerca bastante a algunos que he jugado en rol de papel y lápiz en más de una ocasión (magos/hechiceros interesados en los misterios de la magia y el conocimiento, etc.) pero a pesar de ello, lo obtuso que es en ciertos temas provoca que no simpatice tanto con él. Vivienne, por su postura tan opuesta a la mía respecto a los magos no me pudo caer bien en ningún, momento, porque además su manera de actuar se aleja también muchísimo de la mía, pero no por ello dejé de respetar sus decisiones (aunque yo a ella no le caía nada bien...).

Y precisamente por esto que comento me gustan mucho estos personajes, porque son complejos y no están al servicio de la historia, se entiende perfectamente lo que hacen y por qué; con todos los personajes controlables y los tres jefes de operaciones he tenido impresiones similares. Incluso muchos pnjs resultan interesantes, aunque no se exploren demasiado y queden sólo esbozados. Porque como he referido en los ejemplos, los personajes bien escritos como estos siempre dicen algo de ti, el jugador.


Como segundo punto, el trasfondo (o lore como le gusta decir a la gente hoy día). No sólo porque hay una cantidad ingente de entradas del códice y que además están bien escritas, si no por la manera de contarlo. Todas y cada una de esas entradas proceden de una fuente determinada y, como sucede en la vida real, muchas veces se contradicen unas a otras. No solo eso, una misma fuente en entradas posteriores puede rectificar sus palabras y actualizarse. Sobre todo hacia el final hay verdaderos descubrimientos que trastocan la historia canon conocida. Esto proporciona una riqueza increíble al mundo, precisamente porque lo hace muy verosímil. Además, se amplía mucho el espectro del universo de la saga que conocemos, aunque sólo pisemos pequeñas zonas de Orlais y Ferelden en el juego, la influencia de los Qunari, sobre todo los Tal-Vashoth, o el imperio de Tevinter son muy importantes.

Y por último, la exploración. Casi sin darme cuenta, le he echado 100 horas al juego. He hecho bastantes tareas opcionales, y aunque muchas misiones secundarias no son muy interesantes ni nada que no hayamos visto en otros juegos del estilo, tan sólo el hecho de pasear por ciertas zonas, descubriendo cuevas u otros secretos han bastado para que no me aburriera en ningún momento de todo ese tiempo dedicado. El combate también influye, muy entretenido, pero el descubrimiento de nuevas áreas, objetos escondidos o los astrariums entre otras muchas cosas procuraron una inmersión sobresaliente.


Tengo que añadir esto al punto anterior, porque como ya he mencionado va bastante vinculado (si vas andando tarde o temprano salen enemigos), pero quería dejar claro que caminar por el mundo de DAI me ha parecido divertido en sí mismo, sin necesitar nada más que observar sus detalles. El combate mantiene el estilo orientado a la acción de DAII pero alcanza un punto de profundidad intermedio entre este y DAO gracias a las habilidades y el equipo. Jugué directamente en difícil (cosa que no suelo hacer) porque había leído que en los niveles anteriores se hacía demasiado fácil y me resultó un reto bastante agradecido. Podía atreverme con ciertos enemigos que me superasen en unos cuantos niveles gracias al modo Táctico, en el que pausas el tiempo y puedes dar ordenes con tranquilidad. En menor dificultad seguramente no hubiera necesitado usar dicho modo en ningún momento. Los árboles de habilidades de cada una de las clases resultan algo típicos al principio, pero a medida que se avanza los combos entre distintas clases cobran mayor importancia y la sensación de hacerte un grupo a tu gusto pero efectivo es muy satisfactoria. Se echa en falta algo más de personalización de la Inteligencia Artificial de nuestros compañeros mientras no los controlamos, sobre todo comparado con lo que ya ofrecía DAO, pero como digo este escollo se salva con el modo Táctico.

Gráficamente el juego me ha parecido muy bonito. Tiene ya dos años, pero ha sido el primer título que jugaba en PS4 y visualmente me ha encantado; los entornos de DAI tienen algo que simplemente cautiva. Un aspecto que se le podría achacar es que el diseño de algunos personajes sobresale por encima de otros, y no me refiero al estilo, si no a que hay algunos que parecen más trabajados, como Varric, y otros son muy simplones y tienen menos detalles en las texturas, etc. La banda sonora es bastante normalita, pero los temas vocales me han gustado especialmente, desde The Dawn will come (que ensalza un momento muy épico) a cualquier otra canción de taberna.

Una cuestión que hay que aplaudirle al juego es el trato que se da a las cuestiones de género e identidad y orientación sexual; tanto en representación, hay multitud de personajes destacables femeninos (aunque pueda sonar tonto decirlo así, en muchos otros juegos no sucede igual), como en la vertiente amorosa que caracteriza a la saga. Las relaciones posibles vienen determinadas por la raza y el género del personaje principal, con todo el sentido del mundo, porque los personajes poseen una identidad propia, no son una herramienta a disposición del jugador.


Después de leer varias opiniones por Internet me decidí a comprar el DLC Trespasser, porque la idea de que proporcionaba una conclusión más firme a ciertos aspectos de la trama principal me convenció. Y es así, estoy contento con la compra porque además de varios combates entretenidos, las conversaciones con tus compañeros siguen siendo muy buenas y se amplía la historia de los elfos antiguos, que en el juego principal podía quedar algo coja. Claro, podría decir lo típico de que debería haberse incluido gratis y tal... quizá sí, pero de oferta tampoco tiene un precio descomunal y ofrece unas cuantas horas interesantes.

En conclusión, lo recomiendo mucho, pero antes aconsejaría jugar al menos Dragon Age Origins (y DAII centrándose en la trama principal). Es perfectamente disfrutable para alguien que no conozca la saga, pero la cantidad de información puede ser algo apabullante al principio en tal caso. Si ya conocéis el mundo no os defraudará, y os dejará grandes personajes para el recuerdo.

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