lunes, 13 de junio de 2016

999: Empieza el Nonary Game


Este artículo es una revisión del que publiqué en mi otro blog hace unos años. Con motivo de la salida de la tercera entrega, que cerrará la trilogía, me estoy dedicando a rejugar los dos primeros títulos de Zero Escape; a pesar de que el que nos ocupa no fue pensado como saga y queda cerrado. 999 es importante para mí como jugador me animó a probar más novelas visuales, y como juego en sí es destacable porque es de aquellas obras que juegan con el género al que pertenecen y que por eso mismo son intraducibles a otras esferas culturales. Ahora mismo el juego sólo está disponible para NDS e iOS, pero recientemente se ha anunciado su futura salida en Steam (una tónica que resulta agradable que se esté volviendo habitual).

9 personas atrapadas en un barco que se hunde. 9 horas para escapar. 9 puertas numeradas que les barrarán el paso en su huida. Empieza el nonary game. Ésta es la premisa de Nine hours Nine persons Nine doors (Chunsoft, 2009; 999 en adelante). Cada una de las 9 personas lleva atada a la muñeca una pulsera con un número del 1 al 9. Esta pulsera es la piedra angular del juego al que se enfrentan los protagonistas por dos motivos. Primero, la combinación de varios números, con un proceso sumatorio sencillo del que se extrae el digital root, permite abrir las puertas numeradas. Segundo, es el detonador de una bomba que portan en su interior. Si se la intentan quitar o incumplen ciertas normas la bomba explotará; la pulsera se abrirá automáticamente si consiguen escapar o mueren. A parte de esto hay varias reglas más, pero es mejor aprenderlas jugando, para no hartaros de normas y mecánicas antes de tiempo.

La voz narrativa es externa, aunque focaliza en Junpei y por ello no proporciona
información de más. Aun así no está exenta de la pátina de humor que cubre el título;
con escenas sorprendentemente divertidas.

En cuanto al desarrollo, 999 es una novela visual con puzles. El título se mueve principalmente con la narración y los diálogos. En el camino para huir del barco los protagonistas se irán encontrando en habitaciones cerradas repletas de puzles que habrá que resolver para salir de ellas y continuar. Estos puzles requieren uso de objetos, observación, memoria, etc. Ni son sencillos ni excesivamente complicados, lo cual está muy bien para sentirte desafiado pero no acabar odiando el juego. Lo cierto es que son bastante variados y la mayoría están muy bien enlazados con el argumento y la situación. Además de esto ultimo, resultan todavía más inmersivos al estar salpicados de conversaciones importantes -y sobre todo interesantes- con otros personajes; por lo que se hace difícil pensar en un apartado sin el otro: puzles y novela son un todo bien cohesionado.

¿Y el núcleo de 999? La trama. Haciendo énfasis en la distinción trama-historia, lo mejor de 999 es cómo nos cuenta el argumento. La manera en la que dosifica la información, en como la revela y la retiene a partes iguales, manteniendo una gran tensión en el jugador desde buen principio (he de confesar que al rejugarlo la larga explicación del inicio se me han hecho un poco pesada, pero cuando es todo nuevo no se nota tanto la reiteración). Sí que puede haber algún que otro momento en el que el jugador esté pensando en que preferiría que hubiera más acción, que esta fuese por otro lado, o que el diálogo resulta algo redundante; pero son los menos, ya que siempre suele haber algún hilo que llama la atención o alguna disertación que parece no venir a cuento de mano de algún personaje.

Se puede extivar una visión cenital para tener una idea más clara de la zona.
Los objetos se pueden examinar más detenidamente y combinar unos con otros.

Porque algo que no abandona nunca el juego es el enorme peso de los personajes. Ya he comentado alguna vez que las situaciones límite son tan interesantes narrativamente porque propician la exposición y el desarrollo de los personajes; al ponerles frente a eventos que no controlan o con plazos de tiempo, por ejemplo, reaccionan de forma instintiva, y su capacidad para forzarse ciertas máscaras se puede ver menguada, lo que deja más al aire su verdadera personalidad con elementos tan sencillos como su (in)adaptabilidad a la situación y sus principios (o falta de). En 999 esto está perfectamente aprovechado, los personajes tienen un trasfondo muy rico e interesante y están muy bien escritos, no sólo en lo más palpable como son los diálogos, si no en ciertos detalles como las expresiones e incluso cosas mucho más concretas de su historia. Y como ya apuntaba antes lo mejor es el juego que la propia trama va ejerciendo sobre el jugador, dando distinta información según los personajes que te acompañan y por tanto, viendo más de cerca su desarrollo. En definitiva, el conjunto te envuelve, te hace querer comprobar tus suposiciones, atar los cabos que faltan.

Durante el desarrollo hay ciertos momentos en los que se permite al jugador elegir entre varias puertas para cruzar, lo que afecta directamente a la ruta (nunca mejor dicho) de juego que tomemos.  También se ofrecen distintas opciones al conversar y algunas de éstas pueden tener repercusiones importantes en el devenir de la ruta. 999 tiene 5 finales distintos (hay un sexto englobado en otro, pero no aporta nada). La primera vez que lo jugué, no pude parar hasta sacarlos todos. Esta vez lo he terminado el número mínimo de veces que requiere el final verdadero: dos. Es imposible sacarlo hasta haberlo completado una vez con ciertos requisitos que te llevan a un final concreto, que tampoco es sencillo de sacar así por las buenas. Por si fuera poco, el resto de finales menos interesantes suelen contener pistas e ideas nuevas que podrías no haber visto o pensado, información clave para encaminarse al final verdadero. Y otro factor que se añade a la rejugabilidad es que en un solo recorrido del juego es imposible pasar por todas las habitaciones y, por tanto, resolver todos los puzles. Aunque sí se le puede reprochar el hecho de que los puzles ya completados en partidas anteriores no se puedan saltar, como sí ocurre con el texto ya leído.


Gráficamente es aceptable, con fondos en 3D prerenderizados y personajes con varias posturas y animaciones en 2D. Los escenarios son funcionales pero nada más, y en algunas situaciones algo escasos. Los diseños de los personajes son bastante simples pero cumbplen, aunque quizá se echa de menos mayor número de expresiones; así como también sucede con las imágenes que ilustran algunos acontecimientos. Por otro lado, la banda sonora está muy bien y ambienta de manera muy adecuada las variadas situaciones que se desarrollan en el transcurso del juego. Sobre todo destacan, para mí, las de momentos de suspense; ya que me han hecho pasar algún mal rato jugando de noche a oscuras...

En conclusión, no he querido hacer un análisis más profundo porque lo que suelo hacer aquí es más bien recomendar, pero quiero remarcar que es una novela visual muy redonda a pesar de los detalles mejorables que he mencionado. El único posible motivo que se me ocurre por el que a alguien no la pueda disfrutar es entrar en el juego de ideas y teorías en las que se basa la trama, pero sinceramente... Eso no es recomendable para ninguna forma de ficción. Si entras en el mundo de 999, no querrás salir hasta descubrir todos sus secretos.

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