Legend of Grimrock II

Con esto de que termina el año y con el afán generalizado de hacer repaso del mismo me ha dado por mirar todas las entradas que tengo pendientes de publicar: hay algunos afortunados que tienen reseñas a medias, otros de los que apenas he colocado el título para no olvidarme... Pero, ahora refiriéndome sólo a videojuegos, me he dado cuenta de un gran ausente en esta lista. Siendo uno de los juegos que más he disfrutado este año (aunque sea del pasado, yo nunca voy muy al día en esto...) no sé cómo he ido postergando tanto la entrada de Legend of Grimrock II (Almost Human, 2014).

El primer Legend of Grimrock (Almost Human, 2011), autofinanciado por un diminuto estudio independiente pretendía ser un homenaje a los dungeon crawler más clásicos, como se puede leer en su propia web: Dungeon Master, Eye of the Beholder o Ultima Underworld. Consiguieron exactamente lo que pretendían, y lo hicieron muy bien, encontrando la esencia clásica pero aplicando tecnología más moderna a la fórmula. A pesar de que a mí me encantan los juegos mencionados, hoy en día se hacen algo incómodos de jugar y sobre todo resultan muy lentos. LoG es lo contrario en ese aspecto, totalmente cómodo y ágil. 

El fundamento del juego es muy simple, desde una vista en primera persona y con un movimiento basado en casillas, debemos explorar el lugar en el que nos encontramos, buscando la salida al tiempo que combatimos enemigos, resolvemos puzles y, si queremos, nos esforzamos en descubrir todos los secretos ocultos. Todo ello envuelto en una dificultad desafiante.

El combate se basa en unas mecánicas muy sencillas. La interfaz presenta las manos de los personajes en la esquina inferior derecha, y clicando en ellas se usa el objeto que esté sosteniendo, sean armas, pociones, etc. No hay una lista extremadamente grande de armas, pero sí hay bastantes tipos y distintas versiones de una misma arma, reuniendo los estilos de combate más típicos de este tipo de juegos: armas a una mano, a dos, de proyectil, arrojadizas; y con distintos tipos de daño, cortante, contundente, elemental, de veneno... Y las únicas acciones especiales a realizar son los conjuros, al seleccionar la mano desnuda de un personaje con capacidades arcanas (o un báculo, orbe o similar) se muestran nueve runas, los conjuros se realizan dibujando una combinación concreta entre ellas. También hay determinadas armas o aptitudes de los personajes que nos permiten hacer un ataque especial, para lo que sólo hay que mantener el botón pulsado un rato hasta que se cargue.

Por otro lado, cada acción tiene su propio cool down (o enfríamiento) y como no podemos estar atacando constantemente entra en juego un aspecto fundamental del combate: el movimiento. LoG recompensa el uso del entorno para el combate, y hay multitud de aspectos que se pueden (y deben) aprovecharse para salir victorioso de algunas batallas. No tiene ningún sentido quedarse quieto recibiendo ataques del enemigo, pero hay que tener cuidado de no caer en ninguna trampa mientras nos retiramos estratégicamente (o huimos, según la situación...). No hace falta ser muy hábil para imaginar que también podemos usar las trampas del mapa contra el enemigo, cerrar una verja para detener su avance o muchas cosas más.

A nivel de historia hay una pequeña premisa que obliga a los personajes a explorar un determinado lugar. En el primer título un grupo de prisioneros es sentenciado, por crímenes contra la corona, al destierro en el monte Grimrock; si logran escapar con vida serán absueltos, pero nunca nadie lo ha logrado. En LoG II un grupo de prisioneros termina en una isla desconocida después de que una tormenta destruyera el barco en el que los transportaban. La trama es lo de menos en este tipo de juegos, pero aun así los dos títulos ofrecen varias sorpresas a nivel argumental muy interesantes, en el caso del segundo título incluso con un final secreto, que hacen que la experiencia sea un poco más redonda.

Lo primero que hacíamos en LoG era crear un grupo de cuatro personajes a nuestro gusto, pero LoG II ofrece también la posibilidad de escoger un grupo estándar para los menos avezados en el género o quienes no se quieran arriesgar demasiado. El segundo título mejora bastante el sistema de avance de los personajes y, sin llegar a hacerlo demasiado complejo, mejora la simplicidad del primero, en el que lo mejor era especializarse todo lo posible en una habilidad desde el principio y si podías mejorar alguna otra después. Esa filosofía se mantiene en la segunda parte, pero permite mucha manga ancha al respecto. además se suma un mayor número de armaduras y accesorios disponibles, con la posibilidad de aumentar atributos importantes gracias a ellos y otras ventajas muy interesantes; así como los ya típicos sets de armadura que añaden un bono por equipar todas las piezas.

Y no es el único aspecto en el que LoG II no se siente tan encorsetado como el primero. Además de ser más abierto físicamente: visitaremos algunas mazmorras más angostas, pero gran parte del juego transcurre en campo abierto -desde la playa en la que nos despertamos del naufragio hasta varios bosques o una ciénaga-; el mapeado nos presenta constantemente varios caminos posibles, y el juego no nos limita especialmente el avance por un lugar determinado. Por si fuera poco, ambos títulos están cargados de zonas y objetos secretos, por lo que la variedad de cosas a hacer aumenta a cada paso.

Sin duda lo mejor de Legend of Grimrock es que capta la esencia del mazmorreo clásico: el lugar está lleno de trampas letales, puzles complejos y secretos ocultos a simple vista. El juego requiere paciencia, reflexión y capacidad de atender a los detalles. Entre los muchos mecanismos hay: botones minúsculos, juegos de palancas que no sabes qué accionan, baldosas, fosos, pinchos que brotan del suelo siguiendo patrones o no, teleportadores móviles... Las pistas suelen ser muy sutiles, por lo que hay que esforzarse tanto en comprenderlas como en encontrarlas; y en muchas ocasiones ni tan siquiera hay pistas, y debemos imaginar desde la nada cómo avanzar, o relacionar puzles pasados con el que tenemos delante. La sensación de estar enfrentándote a un reto se hace patente durante todo el recorrido en los dos juegos; muy recomendable para toda persona que disfrute con la sensación de satisfacción de resolver este tipo de desafíos. Además, el combate requiere algo de habilidad, pero en él también prima el ingenio por encima del resto de aspectos.

Aviso, no miréis muy detenidamente la siguiente imagen si pretendéis jugar y no queréis estropearos algún puzle, pero creo que merece la pena enseñarla, porque un juego que consigue desterrar mi pereza y me anima a tomar notas en papel, como hacía cuando era pequeño, es que tiene algo especial. Y en un sentido muy similar, que resulte entretenido explorar cada una de las paredes de una mazmorra por si hay algún botón escondido entre las piedras, sobre todo porque la recompensa merece la pena, dice mucho del juego también.

El apartado gráfico no es nada del otro mundo, pero los modelados de los enemigos están muy bien, y las distintas zonas quedan muy bien representadas y con personalidad con lo poco que ofrece. A nivel sonoro, la mayor parte del tiempo no hay música, pero los efectos de sonido ayudan a ambientar e incluso a indicar dónde puede haber enemigos o trampas. Los pocos temas musicales del juego suenan en la introducción y algunos momentos puntuales, como las batallas contra jefes. Sinceramente, no reparé mucho en ellos al jugar, concentrado como estaba en otras cosas, pero sí permaneció en mi cabeza el del jefe final, muy épico.

En definitiva, yo disfruté mucho del juego (y del primero) y seguiré de cerca a sus creadores, pero soy consciente de que está pensado para una base muy concreta de jugadores. Por eso es sencillo, si te gustan los dungeons crawlers, para mí este título es de los mejores que hay ahora mismo (y que me perdone la saga Etrian Odyssey...), así que juégalo. Y si te interesa probar el género, pero nunca te has lanzado, es una de las mejores opciones.