sábado, 27 de septiembre de 2014

Nunca me abandones - Kazuo Ishiguro

Quizá haya mucha gente que conozca el libro por la película, pero he de decir que, aunque el título me sonaba, no establecí la relación hasta que en una librería vi en la portada del libro a los actores. Una cosa buena del kindle: no siempre tienes una portada que te condicione respecto al contenido.

Desde el primer momento, el lector ya se huele que algo no demasiado bueno se cuece. Y no hace falta avanzar mucho para ir comprobando poco a poco de qué se trata. Desde luego, el tema de los donantes está ahí desde las primeras páginas. Sin embargo, el autor manifiesta habilidad para ir dosificando a lo largo de toda la novela información más concreta más allá de lo general. Juega bastante con la ambigüedad hasta el punto de que sea difícil dar por cierto lo que parece obvio.


La obra está dividida, con acierto, en varias partes que señalan etapas diferentes y bien marcadas de la vida de los protagonistas. Por ejemplo, la primera parte engloba le educación primaria y secundaria. A pesar de esta estructura general, la narración constantemente ofrece saltos en el tiempo. Estos vaivenes están muy bien insertados en el discurso y aunque a veces se extienden bastante, la narradora hábilmente retoma el hilo de una manera bastante natural.

Kathy se dedica a explicar cómo vivía en las distintas etapas de su vida al tiempo que se centra en escenas que considera más notorias, en general las que hablan de su relación con Tommy o Ruth, sus dos mejores amigos. También aparecen otros muchos personajes pero los nombrados, junto con Madame y algunos de los profesores, son los que quedan más representados. La amistad entre los tres personajes principales refleja una enorme profundidad y complejidad, y al tiempo que habla de sí misma, desarrolla otros aspectos importantes de la trama.

Así, a través de la vida cotidiana de unos niños en un internado, unos jóvenes en una granja, y unos adultos que viajan de un lado a otro del país cuidando a otros como ellos hasta que empiezan las "donaciones", se entreteje la narración y se explica el mundo en el que viven. Ideas concretas van tomando forma clara en el transcurso, como el hecho de que son diferentes a la gente de fuera, que su trabajo ideal nunca llegará, que no pueden tener hijos,... entre otras cosas.

En la primera etapa no sorprende el desconocimiento que tienen los protagonistas acerca de sí mismos o de lo que en realidad son. Más adelante se hace incluso hincapié en lo mucho que les inculcaban las nociones de la futura vida que iban a tener, pero unos niños prefieren gastar el tiempo en otras cosas. El punto de vista de los niños y jóvenes es uno de los grandes puntos de apoyo en los que se fundamenta la ambigüedad antes comentada, ya que tratan los temas con una relatividad distinta de lo que lo hace un adulto. Como muestra está el "juego" en el que, cuando salen de viaje, se dedican a buscar "dobles" de ellos mismos.

Esto deriva en uno de los hechos que más me chocan como lector: la naturalidad y pasividad con la que todos se toman su propia condición; en todo momento esperaba que fuesen a hacer algo (quizá por estar acostumbrado a otro tipo de historias) al respecto. Es decir, al final tratan de mitigarlo, como mínimo retrasar el momento de "completar"… Pero cuando, después de la intensa charla de descubrimiento que prácticamente concluye la obra, se dan cuenta de que no pueden hacer nada, se quedan en eso, en que no pueden hacer nada por evitarlo.

Pero claro, esa es precisamente la gracia de la obra, ante la pasividad de los protagonistas de la historia, no queda otra opción que plantearse el porqué de esa pasividad, cómo se ha conseguido, cómo podría repararse... Y por qué alguien llegó siquiera a planear hacer algo así.


*Nunca me abandones (Never Let Me Go) se publicó originalmente el 2005; escrita por Kazuo Ishiguro.

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