domingo, 22 de junio de 2014

Real, luchando por recorrer tu camino

"Considero más valiente al que conquista sus deseos
que al que conquista a sus  enemigos, ya que la
victoria más dura es la victoria sobre uno mismo."
Aristóteles

No he leído el manga de Slam Dunk pero el anime, aunque no lo seguí fielmente, me parecía entretenido cuando lo daban por la tele. Más tarde (y ya hace algunos años de esto) engullí tomos de Vagabond hasta estar al día con la publicación en español. A pesar del lentísimo ritmo con el que se va publicando, ya hay más números, pero ahora mismo aún no estoy al día con la serie; digamos que espero el momento adecuado para seguir. Pero a lo que vengo hoy: Vagabond me hizo ver a Takehiko Inoue como algo más que "el creador de Slam Dunk". Así que, si bien el manga de Slam Dunk sigue llamándome poco la atención, decidí leer Real hace poco (hasta el tomo 10); obra que gira en torno a una serie de jugadores de baloncesto en silla de ruedas.



El punto de partida es Tomomi Nomiya, el típico macarra de instituto japonés (un arquetipo bastante conocido por los fans del manga) que presta escasa atención a los estudios, pero pertenece al club de baloncesto, deporte que le gusta bastante. Sin embargo, ha sido expulsado del instituto, por lo que tendrá que esforzarse en buscar una manera de encaminar su vida. Recientemente, además, tuvo un accidente en moto mientras iba con una chica, y ella quedó en silla de ruedas y él no sabe muy bien cómo sentirse al respecto. Tratando de pasar tiempo con ella, conoce a Kiyoharu Togawa, un chico al que le tuvieron que amputar la pierna debido a un osteosarcoma. No obstante, cuando Nomiya le conoce descubre a un jugador de baloncesto en silla de ruedas con una pasión por el juego y una técnica envidiables. Y hay un tercer pilar en la historia, Hisanobu Takahashi, quien iba al instituo de Nomiya y al club de baloncesto con él. Es un estudiante modélico pero soberbio y clasista, vive categorizando a las personas; hasta que un día tiene un accidente mientras monta en bici.


Ha explicado el propio autor que Real es una obra que realiza más como "entretenimiento", apartándola un poco de otros proyectos "más serios", como Vagabond. Sin embargo, aunque la calidad gráfica no alcanza a esta última, el dibujo está muy bien, en su estilo realista, y es sobresaliente la técnica que tiene para reflejar el movimiento de los personajes. El estilo de narrativa es muy similar al de otras obras suyas, con unos personajes con una psicología compleja y momentos duros, aderezados con dosis de humor y optimismo. El ritmo siempre es el adecuado, el autor no tiene problemas en usar más viñetas para poder mostrar pequeños gestos que hablen por sí solos de los personajes así como de usar diálogos más dinámicos o monólogos interiores extensos cuando la situación lo requiere. La trama se va centrando en los tres personajes principales, contándonos aspectos de su presente y de su pasado por igual, sin por ello restar importancia a otros personajes secundarios que aparecen.

Desde el punto de vista de Kiyoharu vemos la historia de alguien que ya ha aceptado su condición y ha encontrado algo por lo que luchar, tiene un nuevo sueño que seguir y no importarán las dificultades que encuentre por el camino. Pero también sabemos que no todo ha sido fácil para él. Su madre murió cuando él era pequeño, por lo que creció con su padre, un músico frustrado que hizo recaer sus sueños en él, obligándole a dedicar su vida al piano, sin importarle los verdaderos sentimientos de Kiyoharu, quien en realidad quería ser atleta. Después de la enfermedad, gracias a Yamauchi (un chico que conoce en el hospital y padece una grave enfermedad de distrofia muscular) conoció el baloncesto en silla de ruedas y a los Tigers. La  motivación que desprende Tora, el líder del equipo provocaron que se decidiera por entrar en el equipo y luchar por convertirse en un jugador de nivel profesional.

Con Takahashi se nos muestra el duro proceso de aceptación que conlleva su nueva situación física: la idea de que no podrá volver a andar. Por si fuera poco, también tendrá que lidiar con problemas familiares. Cuando era pequeño siempre jugaba con su padre a baloncesto, hasta que éste les abandonó. Su madre siempre ha puesto todo su empeño en que su hijo tuviera un futuro brillante, pero el trabajo hace estragos en ella. Takahashi se ve obligado a reencontrarse con su padre en ese momento tan difícil, lo que le hace recordar muchas cosas que llevaba guardadas en su interior. Mientras tanto, en la rehabilitación, poco a poco e inconscientemente él va cambiando su sistema de valores clasista y acaba por formar un grupo peculiar, junto con un hombre enjuto y un luchador de lucha libre, para conseguir la motivación necesaria para seguir adelante.

En cuanto a Nomiya, él también lleva a cabo un lento proceso de aprendizaje. Primero para conseguir pedir perdón de una manera correcta a la chica y al mismo tiempo saber si es posible redimirse del sentimiento de culpa que le embarga por el accidente. Una vez expulsado del instituto tendrá que encontrar un camino para su vida, para él estudiar no es una opción pero en los trabajos que consigue tampoco dura mucho. No obstante, a medida que avanza la trama, decide, a pesar de la furia que solía inundarle cuando le molestaban o le trataban mal, acometer las situaciones desde un punto de vista más tranquilo y optimista. Aun así, las desgracias siguen viniendo, por lo que finalmente se da cuenta de que lo que de verdad le dará fuerzas para poder con todo es seguir su sueño, un sueño que lamentablemente había olvidado con el tiempo, pero que, una vez redescubierto no abandonará.

Además de toda la psicología de los personajes, otro punto importante de la obra es cómo refleja las dificultades que puede tener una persona en silla de ruedas a la hora de realizar actividades cotidianas. Sobre todo en cuanto a una ciudad que no esté preparada, como que únicamente haya accesos mediante escaleras a algunos lugares, etc. Al mismo tiempo, Kiyoharu trata de cambiar la mentalidad de algunos de los otros componentes del equipo, que piensan que como están en silla de ruedas, se deben tomar los partidos como un simple juego; pero él desea luchar contra ese sentimiento de inferioridad -muchas veces inculcado por personas de fuera, pero también por ellos mismos- e impregnar al resto con su entusiasmo. Y también refleja otros aspectos de la sociedad, como la presión familiar y escolar, de las que también nos hablan otras obras del cómic japonés.


Con todo esto, queda explicado de sobras que Real, pese a ser un manga de deportes, lo que trata de hacer es hablar un poco de la vida de personas comunes. Personas que no saben cómo seguir adelante pero que saben que de un modo u otro tienen que hacerlo, y que las fuerzas necesarias para ello no van a venir solas, sino que hay que buscarlas, en la ayuda de otros y en uno mismo. Y que quizá lo más importante de todo es esto último, no perder el vínculo con uno mismo alejándose de lo que uno es, para poder ser consciente de ello, mantener la comunicación con ese yo interno y extraer las fuerzas necesarias cuando se requiera.

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